La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29) reunió a casi 200 países en Bakú (Azerbaiyán). Centrada en la financiación de la lucha contra el cambio climático como pieza clave, fue clausurada el pasado domingo con una nueva meta de financiación para ayudar a los países en desarrollo a proteger su población y economías contra los desastres climáticos y compartir los enormes beneficios del auge de las energías limpias (según la comunicación de la organización del evento).
Para poder alcanzar los objetivos climáticos establecidos se concretaron dos acuerdos principales:
1.-Triplicar la financiación a los países en desarrollo, pasando del objetivo anterior de 100.000 millones de dólares anuales a 300.000 para 2035.Conocido formalmente como Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación Climática (NCQG) y asegurar los esfuerzos de todos los actores para trabajar juntos con el fin de aumentar la financiación a los países en desarrollo (procedente de fuentes públicas y privadas) hasta la cantidad de 1,3 billones de dólares al año para 2035.
2.- Puesta en marcha de los mercados de carbono (que varias COP anteriores no habían podido concluir), aclarando cómo autorizarán los países el comercio de créditos de carbono y cómo funcionarán los registros de seguimiento, con garantías de que la integridad medioambiental será garantizada por adelantado mediante revisiones técnicas en un proceso transparente. Este acuerdo debe servir de apoyo a los países para cumplir sus planes climáticos de forma más rápida y económica, avanzando más efectivamente hacia la reducción de la mitad de las emisiones mundiales en esta década.
También se adoptaron otros acuerdos diversos que dan continuidad al proceso y a la sucesión de reuniones del COP, acuerdos que van consolidando el entramado internacional en materias como:
Transparencia en los procesos de acreditación y seguimiento de los acuerdos (Marco de Transparencia Reforzado).
Adaptación, con el establecimiento de un programa de apoyo a la aplicación de los Planes Nacionales de Adaptación (NAP) para los Países Menos Adelantados (PMA).
Género y Cambio climático, mediante la ampliación mejorada por otros 10 años del Programa de Trabajo de Lima sobre Género y Cambio Climático.
Participación de la sociedad civil, con acciones muy variadas en la participación de pueblos indígenas, empoderamiento climático, campeones de alto nivel. niños…
Como es habitual en la interpretación de los resultados de estos foros, se produce un nivel de discrepancia importante según las expectativas de partida de las personas (más de 50.000 en esta ocasión), instituciones, organizaciones … que hagan la valoración, en esta ocasión se han identificado:
Falta de ambición. Se resalta negativamente el no haber alcanzado un acuerdo concreto sobre la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, conseguido por los países productores frente a los países más proactivos liderados por la Unión europea.
Ausencia de seguimiento estricto. Al no establecer mecanismos claros para evaluar los progresos anuales.
Contribuciones asimétricas. Es difícil aceptar que economías como la de Singapur o China (2ª economía mundial en la actualidad), no tenga una contribución obligatoria al fondo previsto.
Financiación Insuficiente. Es la principal crítica, se ha de entender que la cifra pactada de 300.000 millones$ al año para apoyar a los países menos desarrollados es objetivamente más alta que la prevista hasta la fecha (100.000), pero sustancialmente reducida respecto a la requerida, cifrada en más de los 1,3 billones de dólares al año, cuya consecución se pospone a 2035.
En el COP16 sobre biodiversidad celebrado en Cali (Colombia) a principios de noviembre, se lograron también avances significativos en la conservación de ecosistemas marinos y terrestres; participación ciudadana; protección de los defensores ambientales e inclusión de los pueblos indígenas; aunque salvando la enorme diferencia de magnitud económica (no se logró el acuerdo para asegurar los 20.000 millones de dólares que se entiende necesarios para alcanzar los fines de la convención).
La cuestión de fondo es la misma: la cantidad de recursos necesarios para hacer frente a los riesgos y peligros identificados. Como declaró Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, en referencia al COP29 pero con el mismo significado para el COP16:
«Este nuevo objetivo de financiación es una póliza de seguro para la humanidad, en medio del empeoramiento de los impactos climáticos que afectan a todos los países”, pero como cualquier póliza de seguros – sólo funciona – si las primas se pagan en su totalidad y a tiempo.
El símil de referencia es claro y viene a señalar que en estas Cumbres se consigue identificar y describir bien los problemas que son necesarios abordar y lo que se debe hacer (la letra de las cláusulas en el símil) que, como en el caso de las pólizas de seguros suelen tener partes más difíciles de entender, aunque por bien que estén determinadas, la póliza no tendrá ninguna eficacia si no se van pagando regularmente las cuotas anuales. Esta es la cuestión ¿quién o cómo? Se van a pagar las cuotas.
La argumentación general se soporta en:
La evidencia cotidiana o científica (negada por parte de ignorantes o interesados) de la necesidad e importancia del objeto de protección: la temperatura del planeta en el COP 29 y la biodiversidad en el COP 16 y en que la realización de la protección identificada produce directamente efectos generales beneficiosos para la humanidad y que los procesos necesarios para alcanzar los objetivos generan beneficios económicos y sociales a los que desarrollan las soluciones.
Raramente se encuentra que estas dos argumentaciones, juntas o separadas, incluyan o estén dotadas de las referencias al coste directo, en cuanto a la cantidad que va a ser necesaria o identidad de quiénes y dónde se van a pagar los costes.
No es directo, inmediato y simultáneo que se produzcan las tres circunstancias sobre los mismos colectivos y lugares, por el contrario, lo frecuente es que se desagreguen de forma que los lugares y sociedades afectadas por los costes sean distintas de aquéllas en las que se van a producir los beneficios.
La consecuencia (aprovechada con distintas intenciones), es que la ciudadanía afectada es sorprendida por los costes que en general no son compensados directamente, con la consecuencia de generar resistencia y rechazo a objetivos que habitualmente podrían compartir si éstos no les afectaran directamente.
Es necesario que los costes sean explicados con la mayor antelación posible, con transparencia y con detalle suficiente a los afectados, aportándoles las medidas compensatorias fruto del crecimiento a las que no tienen acceso directo.
La redistribución de los beneficios alcanzados unos, con los perjuicios causados a otros, en lugares y colectivos en muchos casos desconocidos entre ellos no es fácil de hacer, ni gestionar, pero no hacerlo está generando un nivel de rechazo creciente en cantidad y magnitud que frena, pudiendo llegar a hacer colapsar, la solución de necesidades de la mayor importancia general, actual y futura.