El impulso que desde las instituciones europeas se viene dando al desarrollo de las Energías Renovables EERR en general y a las Energías Renovables Marinas ERM (incluidas de forma significativa en ellas), como parte de la triple Estrategia:
Contribuir a la consecución de los objetivos climáticos globales mediante la eliminación acelerada de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero GEI; Alcanzar la mayor autonomía posible de las fuentes energéticas utilizables en la Unión y Apoyar e Impulsar la salida de la crisis generada por la pandemia del CV19.
Está encontrando dificultades diversas para alcanzar la velocidad que la dimensión y urgencia de tales necesidades requieren. Las causas son múltiples, de distinta naturaleza y no están distribuidas homogéneamente entre los Estados miembros.
El conjunto de impedimentos se deriva de las incertidumbres del escenario previsible en los años de vida de estas tecnologías, del impacto socioeconómico en los entornos de desarrollo y de las repercusiones ambientales de su implantación.
En el caso de las ERM, es la energía eólica la que se sitúa como principal eje de desarrollo y es su repercusión sobre el entorno marino en general la que genera actualmente mayor expectación e incertidumbre, como consecuencia derivada de la percepción/realidad de la limitada información disponible sobre el medio y los ecosistemas marinos.
En esta situación global, los organismos sociales, políticos, económicos y científicos se vienen pronunciando de forma generalizada, en todas las dimensiones y alcances posibles. Así, en los pasados 19 y 24 de enero, de forma prácticamente sincronizada se han presentado: la ICES Roadmap for Offshore Renewable Energy (ORE) del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y el Informe de Evaluación de los Posibles Impactos del Desarrollo de la Energía Eólica Marina en Cetáceos: Un análisis Específico para las Poblaciones en Canarias, por el Grupo de Acción Costera de Tenerife GAC.
El CIEM es un organismo internacional fundado en 1902, fruto del acuerdo de los 20 países del Atlántico Norte para promover y poner en común el conocimiento del medio marino como soporte para la mejor gestión pesquera, con base científica y que ha funcionado con éxito desde entonces.
En la presentación de la Hoja de Ruta, el CIEM señalan que el rápido crecimiento de las ERM (que tendrá lugar en los próximos años) “representa el mayor cambio de la historia en la forma en que los seres humanos utilizan los mares” así como, su acreditada capacidad para ser útil en los procesos de toma de decisión. Su trayectoria queda acreditada por haber hecho durante más de cien años, los mejores dictámenes científicos para la gestión sostenible de la pesca basados en el conocimiento de los ecosistemas marinos y los efectos humanos sobre ellos.
Para optimizar su participación efectiva en el desarrollo de las ERM, han puesto en marcha tres grupos de trabajo específicos:
El primero de trabajo sobre las EERR que proporcionará información sobre su desarrollo e identificará los problemas asociados que requieran evaluación ambiental.
El segundo grupo de trabajo sobre el desarrollo de la Energía Eólica Marina y la pesca, que se centrará en abordar las lagunas científicas en la interacción con la pesca y las especies pesquera en sus hábitats.
El tercero que se enfocará directamente en la interacción de las energías y el bento (ecosistema del fondo marino).
Por su parte el GAC de Tenerife es una asociación sin ánimo de lucro, conformada por agentes económicos (sector privado), social (cofradías y asociaciones) y administraciones públicas. relacionados con el sector pesquero de Tenerife (existen en otros GAC en Canarias y en otros espacios pesqueros en la península), que señala en la presentación del Informe que “Canarias es una de las regiones con mayor diversidad de cetáceos a nivel europeo y el desarrollo de polígonos industriales de energía eólica en el mar de las islas plantea desafíos en términos de posible impacto sobre este grupo de animales”. Siendo este informe expresión de voluntad de generación de conocimiento especifico y de contribución.
Los dos trabajos presentados simultáneamente, son ejemplos de dimensión extrema: transatlántica e insular, pero, en definitiva, muestran inequívocamente la preocupación generalizada frente a la necesidad inesperada y urgente de desarrollo de las ERM (dada su gran dimensión y magnitud), con el compromiso ineludible de gestión medioambiental sostenible.
En todo caso, la conclusión derivada de estos dos ejemplos (y prácticamente de todos los documentos de análisis de esta situación actual), es que la información sobre el medio marino dónde se va a producir el desarrollo, es básicamente insuficiente en la práctica totalidad de los lugares previsibles. La aplicación directa del Principio de Precaución hace imposible responder en el tiempo necesario (que las demandas requieren) para generar la información y análisis de los efectos, que son imprescindibles para la mejor gestión de esta nueva actividad industrial, absolutamente incipiente y que tiene un mínimo número de ejemplos reales.
La consecuencia inequívoca es que se ha de aplicar lo que se ha venido a conocer como Principio de Precaución, que permite iniciar el proceso manteniendo mecanismos de rectificación eficientes y que en este caso ha de estar integrado por un proceso en dos pasos:
El primero, formulado como parte intrínseca del procedimiento de cualificación en la subasta de adjudicación de potencia, que debe asegurar el conocimiento inicial adquirible en un plazo máximo de un año (para que se puedan incluir al menos los ciclos anuales más significativos).
Un segundo, de duración continuada a lo largo de toda la vida de la instalación, que debe incluir el proceso de desmantelamiento, en el que estarán incorporados indicadores evaluables continuadamente desde el momento inicial (además de la implantación de nuevos indicadores, consecuencia de la evaluación sobre los parámetros observados en cada emplazamiento y de los que pudieran derivarse de las experiencias en el ámbito global), que permitan la rectificación continúa pudiendo llegar a ser total en casos extraordinarios.
La metodología no es fácil de implantar, tanto por la falta de información de los procesos a evaluar, como por la carencia de ejemplos anteriores (en número y en tiempo de operación) suficientes para que tengan significado más allá de la singularidad de cada caso. Por ello, es imprescindible: acelerar la instalación de los primeros proyectos; que tengan la más amplia distribución geográfica; que permitan ir atendiendo las necesidades objetivas del desarrollo y prueba de las tecnologías; además de la generación del conocimiento específico derivado del comportamiento ambiental.
En España, como ya estaba previsto en la Hoja de Ruta Eólica Marina y Energías del Mar en España, la instalación en Canarias permitiría un avance importante y muy rápido, con riesgos mejor controlados, por cuanto elementos relevantes como: distancia a la costa (son más cortas que en cualquier emplazamiento en las otras zonas POEM previstas); menor frecuencia y magnitud de condiciones extremas; prohibición de la pesca de arrastre. Aunque desde el Ministerio se sigue manteniendo en las declaraciones la previsión de: instalación adelantada en Canarias, en los elementos conocidos formalmente hasta ahora no aparece ningún indicio que avance en esta dirección.