Los aniversarios se prestan de forma específica para la reflexión, valoración de lo sucedido y la prospectiva de futuro.
En este caso (como analizábamos la semana pasada), el objetivo básico y central de la reivindicación social de tener una universidad plena en Gran Canaria se consiguió hace treinta y cinco años, a lo largo de los cuales se ha consolidado como una universidad muy parecida a la de la Laguna y a las del resto del país de dimensión y características similares, a pesar de que no se ha visto acompañado de un soporte económico acorde a las necesidades objetivas ni al amplio impulso social con qué se creó.
Aunque pudiera parecer una reflexión muy básica, se ha de entender que la ULPGC (igual que la ULL) como universidades públicas dependen para su financiación de los presupuestos generales de nuestra Comunidad Autónoma, compitiendo cada año con necesidades importantes de una sociedad con rentas de las más bajas del país y con una problemática social que se refleja en índices de pobreza y peligro de exclusión social de los más altos.
Esa competencia no es fácil, por cuanto se contrapone el uso de los recursos presupuestarios para resolver problemas actuales concretos y en muchos casos acuciantes, a utilizarlos/invertirlos en las universidades para que la investigación (I+D+i) que desarrollan y el personal que forman produzcan en “el futuro” una sociedad mejor, con mayor renta y menor pobreza (todo ello con el nuevo compromiso de que suceda en equilibrio ambiental tanto local como de proyección global).
La realidad constatada muestra que no ha sido fácil y que seguirá igual de no cambiar el enfoque global de la universidad pública en Canarias, lo que va a suponer un empeoramiento relativo respecto a los sistemas universitarios más dinámicos.
Conviene recordar una vez más, que tener las tasas universitarias de las más bajas (en algunos períodos las más bajas) del país, es una respuesta coherente con el nivel adquisitivo medio de la sociedad canaria y seguramente la más fácil de gestionar, aunque hay soluciones de gestión más complejas que pueden ser más equitativas y eficientes.
Las tasas mínimas tienen como consecuencia directa la disminución de los ingresos específicos de las universidades, por lo que las aportaciones desde los presupuestos públicos deberían aumentar en proporción y de no hacerlo no se terminan de compensar la disminución de ingresos, convirtiéndose en una limitación presupuestaria adicional.
La financiación disponible y las previsiones, obviamente son el primer pilar para definir la realidad de cada universidad (sea pública o privada), pero igualmente obvio es que son junto con el marco legal, las condiciones de contorno que determinan el potencial de cada universidad y de forma muy específica su futuro.
La necesidad de revisar y prever el futuro de la ULPGC no es un problema actual, ni de su origen: es una realidad compartida por el sistema universitario global generada por los enormes y acelerados cambios sociales, tecnológicos y de realidad, catalizados por las crisis internacionales globales producidas en los últimos años y que ya han provocado procesos de adaptación y cambios significativos que se han llevado a cabo en los sistemas universitarios más avanzados.
La magnitud del soporte económico, el marco regulatorio actual de muy reciente elaboración e incluso las futuras modificaciones que darán el contexto de funcionamiento, están lejos de poder ser condicionados por cada universidad, por lo que en el mejor de los casos, tiene que seguir impulsándose el aumento del soporte económico y la trasposición lo antes posible de las prácticas de gobernanza de los mejores sistemas universitarios.
En consecuencia, es en el contenido de su “estrategia propia” en la que cada universidad pública y su entorno socioeconómico deben concentrar sus esfuerzos (con la mayor coordinación posible con la Comunidad Autónoma en la que se encuentre ubicada).
La elaboración de la “estrategia universitaria” debe enfocarse en dar el mejor soporte a sus dos objetivos centrales:
La formación de los estudiantes en el máximo nivel científico tecnológico (tanto en las áreas de ciencia y tecnología como las de la cultura y las artes).
El desarrollo del trabajo en I+D+i que produzca avances del conocimiento global y/o capacidades técnicas e innovaciones que sirvan de base al desarrollo socioeconómico.
Estas dos tareas son esenciales y se retroalimentan continuamente, el buen y eficiente funcionamiento de ambas dedicaciones en las universidades es la clave de la calidad y eficiencia de cada una de ellas, lo que no ha sido nunca fácil de hacer, ni lo va a ser más en el futuro.
La dificultad se deriva (no es demasiado evidente el análisis desde fuera), de que para tener una universidad buena y útil al contexto socio económico (desde el más próximo al general), es necesario que ambas dedicaciones y la coordinación entre ellas sean del máximo nivel y para que esto se pueda producir son necesarias directrices económicas, científico técnicas y socioeconómicas, que no se gobiernan ni gestionan de la misma manera, ni con los mismos criterios, ni son respuesta a las mismas realidades.
Se trata en definitiva de establecer: qué enseñar, que investigar, por qué y cómo hacerlo de la forma más eficiente. El catálogo de titulaciones posibles (además de las propias), es difícil que pueda ser ofertado por cualquier universidad, pero imposible para las universidades medianas y pequeñas.
En consecuencia, la primera decisión estratégica de cada universidad es establecer la oferta de titulaciones, los criterios de selección y la capacidad de apertura y cierre de ellas.
La oferta limitada de titulaciones en Gran Canaria fue la causa de la demanda social que produjo la creación de la ULPGC y en la actualidad ha sido sin duda la causa de la implantación de cinco universidades privadas en los últimos años en Canarias. El grado de la relación presencialidad/virtualidad de las titulaciones ofrecidas, debería ser parte de los criterios para asegurar la oferta efectiva de titulaciones necesarias.
Los medios e infraestructuras necesarios para desarrollar la I+D+i de calidad en todas las áreas de conocimiento de los profesores implicados que deben impartir la docencia de toda la oferta, tampoco son posibles en las universidades medianas y pequeñas, por lo que “la priorización y la especialización” son imprescindibles y deben dar soporte al núcleo de caracterización y singularidad de cada universidad, estableciendo adicionalmente los mecanismos y procedimientos para que todos los profesores puedan participar en la I+D+i de su área de conocimiento que les permita el ejercicio adecuado de sus tareas docentes.
La imperiosa necesidad de abordar una nueva “estrategia universitaria” para la ULPGC después de su trigésimo quinto aniversario (necesidad compartida con todo el sistema universitario), queda como es tradicional difuminada tras los problemas y urgencias sociales que son de mayor sensibilidad y visibilidad, dificultada también porque técnicamente no es fácil de elaborar, requiere fondos y compromisos financieros a largo plazo y para hacerse bien se debe afrontar teniendo en cuenta la autonomía universitaria y un enfoque público privado concertado.
El no haberlo hecho en el pasado es una de las causas principales del precario nivel social de Canarias, el no hacerlo, o volver a posponerlo limitará o llegará a eliminar una de las herramientas criticas para el progreso, perpetuando a Canarias como sociedad precaria.