Futuro ambiental contradictorio

Canarias7

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) ha concluido esta semana en Glasgow. Harán falta algunos días de trabajo para analizar su desarrollo y los logros alcanzados, sin embargo, como primera impresión parece que (en lo conocido hasta el momento), ha disminuido el entusiasmo, aumentado la limitación de las propuestas en la medida que el número de participantes que las promueven o se adhieren a ellas es menor, generalizándose la sensación de que los planes y el tiempo de su ejecución previsible no son las adecuados para evitar los problemas ambientales en general y la limitación del aumento de la temperatura del planeta en este siglo en particular.

A falta de la reflexión detallada que la Conferencia merece, estas primeras impresiones no son sorprendentes, sino que vienen a sumarse al conjunto de actuaciones y posiciones contradictorias que se están adoptando de forma general, alguna de las cuales se expondrán a continuación como fórmula para iniciar una valoración de lo que las contradicciones pueden significar.

Específicamente, la posición española es de total oposición y en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se prevé el cierre de todas las centrales nucleares españolas entre 2027 y 2035 (obviamente sin previsión de nuevas instalaciones), apostando por un sistema eléctrico 100% renovable apoyado en un extenso y potente sistema de almacenamiento. La ministra española Teresa Ribera, señala que esta estrategia es respaldada muy mayoritariamente por el conjunto de la sociedad española.

Esta evidente contradicción tiene un campo de debate crítico (que se está desarrollando en este momento) en el que se establecerá cuál es «la taxonomía» es decir, la lista que debe definir con claridad qué es medioambientalmente sostenible y que no. El debate es del máximo interés conceptual y de enorme repercusión económica y estratégica, así Francia y los países (8-10) que comparten el mantenimiento de la energía nuclear señalan que son elementos industriales de primer nivel que además no producen CO2, a lo que los opositores responden que producen residuos muy peligrosos con más 1.000 años de persistencia, que según los defensores es la enorme ventaja, ya que da oportunidad para resolver el problema frente a la falta de  tiempo actual para la implantación de las energías renovables y la reducción del CO2 lo suficiente en este siglo, a lo que vuelven a responder que la nuclear proyecta hacia las generaciones en el futuro problemas y costes desconocidos…

Noruega es un país alineado con los objetivos internacionales de reducción de gases de efecto invernadero en el que se está produciendo un debate, inédito y prácticamente único, por el que se trata no solo de tener objetivos nacionales ambientales concretos para la reducción del CO2, sino que se pretende que su Fondo Soberano (según los datos públicos el más grande del mundo con diferencia,1,4 billones de dólares, billones españoles) sea empleado para impulsar la economía y los proyectos dirigidos a los mismos fines ambientales y particularmente a la reducción de las emisiones en el ámbito internacional, sin embargo, este país es el mayor productor de petróleo europeo, que además no solo no quiere permitir que el agotamiento de las explotaciones actuales produzca la reducción de su producción, sino que impulsa los nuevas exploraciones, que en el primer semestre de 2021 han encontrado más de 60 millones de metros cúbicos de petróleo en la plataforma noruega y están concediendo un número importante de licencias nuevas de prospección, en concreto desde principio de este 2021, se han ofrecido 61 nuevas licencias a 30 empresas (a añadir a los cientos de autorizaciones dadas en los últimos años).

Las contradicciones son también próximas, en la península, a pesar de la afirmación de la ministra del consenso social (basado sin duda en informaciones y estudios contrastados) en los últimos pocos años, se ha pasado de una aceptación generalizada a la implantación de las energías renovables, a una oposición concentrada en contra de la práctica totalidad de cada uno de los proyectos en estudio o en tramitación, lo mismo de energía eólica que fotovoltaica. En primera impresión, el rechazo parece que se genera en la misma proporción en que crecen el número y el tamaño de los proyectos de estas energías renovables. Sin duda es imprescindible estudiar y entender por qué se está produciendo esta situación, que puede llegar a dificultar e incluso impedir conseguir los objetivos de los planes previstos para España en el conjunto de la Unión Europea.

También en nuestro entorno más próximo, en Canarias, se está produciendo este fenómeno contrario a los proyectos de desarrollo de las energías renovables, hemos señalado en el artículo anterior, la paralización de la línea eléctrica Norte-Sur en Fuerteventura como un ejemplo que abortó el proyecto de la conexión submarina del sistema eléctrico Lanzarote-Fuerteventura con Gran Canaria que podría (de haberse mantenido la iniciativa), estar en fase muy próxima a su puesta en funcionamiento, lo que situaría la capacidad y posibilidades de conexión de renovables terrestres y marinas en Canarias en magnitudes de efectos socioeconómicos de primer orden.

Las contradicciones referidas son solo ejemplos (probablemente no los más importantes o representativos), pero suficientemente característicos para soportar la argumentación de la imperiosa necesidad de hacer que todos los esfuerzos posibles para que la toma de decisiones (en todos los niveles), desde lo personal a lo global, se soporten en consensos reales y asumidos que incluyan con claridad los esfuerzos y sacrificios que son imprescindibles para mantener las condiciones ambientales del planeta lo más próximas a las de mayor conveniencia para la población global.

La idea absurda de que será posible que estas condiciones sostenibles se puedan alcanzar y mantener haciendo que los costes recaigan “en otros” debe ser aclarada suficientemente para poder avanzar de forma efectiva, y minimizar los costes ya que se tendrá que contribuir a su soporte y de esta manera poder evitar al menos los peores escenarios previsibles.

Los consensos basados en información cierta, debidamente elaborada y explicada con la claridad suficiente para que el mayor número posible de ciudadanos pueda entenderla, es clave para contribuir a alcanzar las mejores soluciones. Empezando por lo más próximo.

 

 

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