Los ciudadanos europeos estamos convocados hoy al proceso electoral común para dar soporte al núcleo institucional que hace operativa a la Unión Europea y a las herramientas regulatorias, responsables de generar el marco legal compartido, los instrumentos y presupuestos que lo hacen posible.
Es tradicional que la participación ciudadana media europea en cada elección no sea demasiado alta (menos del 50% de promedio), aunque hay enormes diferencias entre países, en las últimas en Bélgica votaron el 90% de los convocados, mientras que en Eslovaquia lo hizo el 18%.
De todos los análisis se desprende con claridad que, la participación no está relacionada directamente con la importancia objetiva y determinante que las decisiones europeas tienen en la realidad cotidiana y directamente en la vida de los ciudadanos europeos.
Cabe recordar que en el proceso de preparación para la incorporación de España a la Unión Europea, en Canarias estuvo planteado un debate propio y específico en el que se discutió la posibilidad de que, aun produciéndose la incorporación, Canarias pudiera quedar fuera (básicamente del Mercado Común), con un estatus propio. Tal debate ha quedado olvidado y carente de cualquier referencia, como consecuencia directa de la realidad contrastada del ingente volumen de recursos llegados a Canarias desde la Unión Europea que, a pesar de su enorme magnitud, no han logrado producir aproximación significativa de la renta per cápita de los ciudadanos canarios a la media europea, ni a la española.
Los resultados de cualquiera de las hipótesis respecto de cuál sería la situación actual, de haber tomado la decisión de quedar fuera y de lo que hubiese sucedido de no recibir tales fondos, son claras y determinantes para cualquier circunstancia y mucho más drásticas si se considera cuál sería la situación en el Archipiélago como consecuencia de las últimas crisis internacionales.
Es verdad que la relación de los ciudadanos con la Unión Europea está intermediada por autoridades nacionales, autonómicas, municipales y otras instituciones y organizaciones y que aquí (como en el resto de los países de la Unión), tienen por costumbre capitalizar “todo lo bueno” (apropiándose directamente la autoría) que de las decisiones europeas se derivan, y haciendo responsable de “todo lo malo” que pueda producirse (por acción u omisión) a la Comisión, como consecuencia (o no, en muchos casos) de la acción pública o administrativa de la Unión.
Esta realidad ya ha producido un efecto de referencia de estas costumbres y que fue el núcleo argumental que propició la salida del Reino Unido de la Unión. De igual modo, viene alimentándose en los últimos años y de forma más radical, aumentando posiciones eurófobas directas o promotoras de la limitación de los objetivos europeos comunes en muchos de los Estados miembros.
Frente a estas reflexiones propias del día de hoy, la actualidad europea se objetiva una vez más en hechos positivos objetivos claros (con independencia de la magnitud), en esta referencia:
La publicación el jueves 6 de junio de la decisión del Comité de Dirección del Programa, en la que se aprobaron 34 de los 135 proyectos presentados (el 25%) a la primera convocatoria del Programa INTERREG VI-D MAC 2021-2027.
El Programa viene a ser una de tantas acciones claramente favorables para el Archipiélago que pasan desapercibidas, haciendo desconocidos sus efectos directos e inmediatos y las tendencias positivas de futuro a las que contribuye. Pasa aún más desapercibido y no valorado el trabajo de reflexión, interacción y coordinación entre las regiones y países involucrados realizados en la preparación de los 101 proyectos evaluados que no han podido ser financiados.
INTERREG MAC 2021-2027 es parte de las muchas Iniciativas de Cooperación Internacional de la Unión Europea para impulsar la colaboración, tanto entre regiones específicamente europeas, como entre regiones europeas y limítrofes con otros países no miembros de la Unión, en base a la certeza de que la colaboración efectiva y con soporte elaborado cooperativamente es impulso de bienestar y un activo para la generación de crecimiento económico y empleo para los habitantes de las regiones que participan.
El Programa, aun con la misma estratégica básica, se ha venido adaptando desde el año 2000 en cada uno de los septenios de planificación europea. En este último los elementos característicos diferenciales son la ampliación de:
Los recursos aportados por la Unión Europea, en este caso prácticamente 170M€ de euros (43M€ más que en el último periodo), que con la aportación de Portugal y España del 15% adicional, alcanzarán los 200M€ para su ejecución.
Los países extracomunitarios que pueden tomar parte, incorporando cuatro nuevos (Ghana Gambia, Costa de Marfil y Santo Tomé y Príncipe), a los 3 posibles hasta la anterior convocatoria (Mauritania, Senegal y Cabo Verde).
La experiencia de los Programas anteriores permite constatar cómo con las regiones europeas de Azores y Madeira se ha generado un nivel de conocimiento, intercambio de experiencias y cooperación en el contexto de la Unión Europea, que viene dando resultados muy apreciables en cada uno de ellos y en su relación con los países de la costa de África occidental.
Es claro que sin el soporte de los recursos aportados por la UE sería imposible pensar en conseguir los objetivos planteados en muchos de los proyectos aprobados (bastaría con responder cuantas instituciones, empresas o ciudadanos de Canarias han tenido cualquier tipo de interacción con Santo Tomé y Príncipe, incluso cuántos saben dónde están situadas estas islas).
Junto al efecto directo de los 200M€ aportados por la Unión, se han de añadir los derivados del papel de liderazgo que Canarias juega en este Programa, con un reparto de fondos de aproximadamente el 80% Canarias y el 10% para Azores y Madeira respectivamente. Lo que debería ayudar a dar contenido real a los planteamientos teóricos de que Canarias puede jugar un papel significativo en su entorno geográfico y en las relaciones al menos de Europa con los países africanos de la costa occidental, papel beneficioso para todos los participantes.
Los objetivos genéricos básicos y de continuidad, incluyen: actividades de investigación; impulso de las economías verde y azul y de la gobernanza en general; la valorización de resultados de proyectos anteriores y una primera orientación (limitada) sobre movilidad y migración.
La experiencia de los Programas anteriores permite objetivar lo conseguido y confirmar la certeza de que: sin los fondos europeos no se hubiera avanzado prácticamente nada en impulsar la cooperación interregional, objeto especifico de este Programa y que la continuidad en la Estrategia ha permitido aumentar la ambición y complejidad de las acciones que se plantean en cada nueva convocatoria.
Se puede señalar como ampliación de objetivos, los que se han de derivar de la incorporación de la participación de las empresas privadas (todavía de forma muy limitada) en este Programa, permitiendo abordar un paso más en la dirección de hacer posible:
Pasar del aprovechamiento directo de los proyectos en cada territorio a escenarios donde la cooperación efectiva entre las regiones permita proyectar su participación en contextos socioeconómicos internacionales