El pasado 7 de diciembre, durante la conferencia y exposición anual del Ocean Energy Europe (OEE2021), el proyecto europeo “Europa Wave” presentó el resultado de la primera selección de propuestas de su convocatoria de compra precompetitiva dirigida al impulso de la energía undimotriz mediante un modelo de colaboración y de distribución de riesgos entre el sector público y los desarrolladores privados.
El proyecto “Europa Wave” dispone de 20M€ financiados por: Wave Energy Scotland, la Agencia Vasca de la Energía y la Comisión Europea a través de su Programa Horizonte 2020 para invertir en 5 años. El proceso de selección a los siete proyectos elegidos que llegarán a ensayo se ha iniciado aportando 2,4 millones durante la primera mitad del 2022 para mejorar los conceptos de los dispositivos seleccionados. A partir de los seis meses indicados se escogerán cinco que continuarán madurando y perfeccionando sus propuestas, culminando el proceso competitivo determinando los tres que finalmente serán ensayados y probados en 2025 en Escocia y el País Vasco.
La noticia, entre otras implicaciones, requiere revisar detalladamente cuál es la situación real del desarrollo de la energía undimotriz y cuáles son las expectativas de su participación en el mix energético global del futuro y su relación con las tecnologías eólica y fotovoltaica.
Durante los primeros años de este siglo, la energía eólica terrestre ha consolidado su deslizamiento hacia el mar de forma natural y eficaz en el Mar Báltico, desde la instalación del primer parque marino en Dinamarca en 1991, el número y la dimensión de los parques y las prestaciones de las máquinas de generación eólica han confirmado que la ubicación en el mar, no era una excepción o singularidad técnica, sino una opción clara para completar el mix energético de los países con plataforma marina adecuada.
Los proyectos y prototipos de aprovechamiento de la energía undimotriz de la última generación comenzaron a desarrollarse simultáneamente con las aplicaciones eólicas en el mar, la concreción en proyectos comerciales no es comparable, por cuánto técnicamente los captadores eólicos eran los mismos utilizados en tierra (con «retoques» para adaptarse a operar en el medio marino “marinizar”) y las cimentaciones se hacían en profundidades limitadas donde prácticamente usaban técnicas bien conocidas que se han ido adaptando de forma progresiva a profundidades crecientes. Sin embargo, la tecnología undimotriz requería y requiere desarrollar tanto los dispositivos captadores como los de soporte, al mismo tiempo y en muchos casos a la especial interacción entre ellos, está inmadurez simultanea es la causa objetiva de la diferente velocidad de desarrollo entre las tecnologías de la eólica marina y la undimotriz.
Esta diferencia de aproximación técnica es la que vuelve a dar soporte a la aceleración de la eólica marina flotante (ahora propiamente marina) impulsada por el aumento de las dimensiones de las turbinas captadoras (se están haciendo proyectos con máquinas de capacidad de captación superiores a los 12 MW y crecientes) que permiten abordar los dispositivos flotantes para su instalación en profundidades mayores en la que el apoyo en el fondo no es eficiente y en las que se encuentra (según cálculos conservadores) hasta el 80% del recurso eólico marino. La situación actual muestra que los primeros parques eólicos flotantes instalados en Escocia: Hywind en 2017 y Kincardine en 2021 (con 30 y 50 MW respectivamente) tienen más potencia que la undimotriz instalada y prevista para los próximos años en el mundo.
A esta realidad se ha incorporado de forma rápida y decidida la tecnología de producción fotovoltaica, que ha alcanzado un nivel de eficacia enorme en sus captadores y encontrado en la instalación flotante en aguas calmas un campo de experimentación rentable en sí mismo, lo que le está permitiendo disparar espectacularmente los proyectos de producción en mar abierto.
La reflexión en este contexto es, si sigue siendo necesario y conveniente el desarrollo de la tecnología para el aprovechamiento de las olas. La respuesta a esta cuestión es clara, sí es necesario y conveniente, por muchas razones que resumiremos en las tres más significativas: El recurso es muy importante en cantidad y complementario al viento (aunque las olas son originadas por el viento, lo pueden ser en lugares muy alejados del lugar de captación), como ejemplo, en Canarias olas provenientes de temporales en el Atlántico Norte llegan cuándo puede no haber viento local, por otro lado, el régimen de olas no está afectado por la noche, y tan importante, aunque menos evidente es que el oleaje es extremadamente previsible.
Estas tres cualidades son de gran importancia para fortalecer el lado débil de las renovables, disminuyendo la intermitencia y mejorando la gestión, además, de forma práctica inmediata, se ven fortalecidas por la aparición de proyectos de hibridación entre los captadores de las tres fuentes de energía (eólica, fotovoltaica y undimotriz) con la consiguiente disminución de costes y aumento de la eficacia.
La Unión Europea junto a los territorios de Escocia y País Vasco dan respuesta específica a esta cuestión con el proyecto de referencia “Europa Wave” entendiendo que sí es necesario y comprometiéndose con su estímulo y financiación.
Adicionalmente, el proyecto induce el entendimiento de las razones que impulsan a sus promotores, siendo la principal que la energía undimotriz es y será necesaria para el mix energético del futuro, por lo que forman parte de las estrategias de desarrollo y del propósito europeo de liderazgo internacional en su impulso.
Escocia y el País Vasco asumen y comparten del mismo modo el enfoque general europeo, al que se incorporan de forma activa, añadiendo el que se deriva de sus objetivos concretos: cofinanciación entre el 30 y el 40% de los fondos que lo hacen posible, usando la herramienta europea más potente en este momento para la cooperación público-privada de impulso al desarrollo tecnológico, qué es la compra pública innovadora.
Cada uno de estos territorios tiene uno de los tres enclaves europeos de referencia para el desarrollo experimental de estas tecnologías, los bancos de ensayos EMEC en Escocia y BIMEP País Vasco, estando el tercero situado en PLOCAN (Canarias). Estos territorios tratan de orientar sus capacidades industriales existentes a una actividad industrial y económica de un gran potencial y en el caso de Canarias deberían haberse aprovechado la oportunidad para participar en este proyecto “Europa Wave” que sin duda hubiera sido una contribución a la diversificación económica y la industrialización, tan necesaria como evocada.
Por ello no se puede entender como las tres Administraciones implicadas (estatal, autonómica e insular) han permitido que se pierda la posibilidad de participación de Canarias junto a Escocia y el País Vasco en este trascendente proyecto europeo y se desaprovechen oportunidades potentes de desarrollo y crecimiento económico.