El Comité Europeo de las Regiones (CES) en su pleno 143º aprobó el Dictamen específico sobre la Comunicación de la Comisión «Un nuevo enfoque para la Estrategia Marítima Atlántica. Plan de Acción Atlántico 2.0» (COM 2020, 329 final), que se plantea cómo el Plan de Acción Actualizado (PAA) para “una Economía Azul sostenible, resiliente y competitiva en la región atlántica de la Unión Europea.
Esta comunicación se publicó a finales de julio de 2020, lo que (dadas las circunstancias) no favoreció su divulgación y debate, por lo que el reciente Dictamen del CES, ha abierto y permitido la valoración y contextualización que la Comunicación requería.
El punto 5 del Dictamen dice literalmente que el CES: “Lamenta que se excluya del Plan de Acción Atlántico actividades muy importantes en el ámbito de la Economía Azul, como las industrias de construcción (reparación) transporte naval y marítimo, la náutica deportiva, sus servicios e industria auxiliar y las actividades turísticas sostenibles en relación con el medio ambiente, incluyendo las actividades deportivas acuáticas, el turismo de crucero, los ferris y que ni la pesca, ni el marisqueo y la acuicultura tengan su propio espacio en el PAA«.
En el punto 16 dice que:» Censura que ninguno de los pilares se refiera al ámbito turístico y al patrimonio cultural, seña de identidad del espacio atlántico europeo por su contribución al desarrollo de la imagen de marca del continente europeo”.
Son tan claras las actividades y contextos que han quedado fuera de la visión estratégica del comunicado de la Comisión, que es evidente no puede ocurrir por error o incapacidad técnica, por tanto, solo es posible que se omitieran por voluntad específica, lo cual es absolutamente incomprensible dada la importancia de las actividades excluidas para la Economía Azul europea y de cada uno de los países de la Región Atlántica. En circunstancias como esta los europeístas convencidos y activos (los miembros del CES lo son) reaccionan proponiendo y argumentando que se debe hacer para seguir avanzando en la construcción y eficacia europeas, en este caso para conseguir una Economía Azul sostenible resiliente y competitiva.El análisis y conjunto de propuestas que realiza el CES sobre el nuevo enfoque para la Estrategia Atlántica y su Plan de Acción, tienen un valor más allá de sus objetivos iniciales, por cuánto establece una visión amplia y más completa que la del propio documento que la origina, siendo de gran utilidad para las Administraciones y sectores privados que entiendan el Espacio Atlántico como su ámbito propio de actuación.
El documento propone una reordenación de los cuatro pilares del plan de acción, que completan, para conseguir la estrategia integral imprescindible. En el pilar 1 «Puertos atlánticos como entrada y polo para la Economía Azul”, se precisa y amplía a dos apartados: Los puertos como catalizadores del ecosistema regional de Economía Azul y como polo de innovación para incorporar nuevas soluciones tecnológicas. Así mismo, introduce remedio a las principales limitaciones de la Comunicación, señalando la necesidad y oportunidad que se deriva de la mejora y adecuación, a los objetivos de desarrollo sostenible, de los «importantes» sectores maduros existentes (pesca, transporte y logística marítima, turismo, construcción/reparación naval, etc…).
Señalando claramente que se ha de prestar atención específica a considerar la compatibilidad entre estos sectores maduros y los emergentes, además de la promoción e impulso amplio de los sectores emergentes y a la digitalización de las actividades de la Economía Azul (lo que es imprescindible para la competitividad), que se ve reforzada con la estrategia específica para este objetivo dentro del Plan de Recuperación Transición y Resiliencia europeos.
Plantea también el Dictamen la necesidad de focalizar recursos específicos para apoyar su desarrollo o crear mecanismos de orientación y coordinación de fondos de los programas generales y en este caso dedicar esfuerzos significativos a la simplificación de la gestión, su explicación y divulgación.
Además añade dos objetivos instrumentales importantes, como son el objetivo de promover, ordenar y hacer útiles los datos específicos de la Economía Azul y de otro, la visión de la interacción y aportación del Espacio Atlántico con y al Espacio Europeo de Investigación de alto rendimiento.
En este Dictamen destaca, sobre el conjunto de importante consideraciones para la mejora de contenidos y de expectativas de ejecución de la Comunicación (COM 2020, 329 final), el planteamiento de creación de la Macroregión Atlántica.
Las Macroregiones en Europa son un instrumento de cooperación reforzado de desarrollo relativamente reciente. Actualmente existen cuatro, las del Báltico y el Danubio que se constituyeron en 2009/2010 respectivamente y las del Adriático/Jónico y de los Alpes en 2014/2015. En conjunto ya han mostrado resultados de interés, por lo que el proceso (difícil) de constitución y su resultado previsible, facilitan su desarrollo.
En este caso, al potencial interno de la Macroregión, dentro del entramado institucional europeo, se ha de añadir la proyección transfronteriza hacia el Atlántico Medio/Sur que debería ayudar a un mínimo reequilibrio con el espacio económico del Pacífico, favoreciendo el papel de Canarias
La salida del Reino Unido genera un espacio de importancia (su Economía Azul ocupaba el liderazgo en Europa), tanto para remediar/paliar los efectos de su salida, como para aprovechar las oportunidades que igualmente se están planteando. La Economía Azul española, por su dimensión ocupa ahora la primera posición europea, pero no es previsible una capacidad de liderazgo equivalente, como consecuencia de la dispersión de competencias y responsabilidades administrativas, orientadas con una visión marino-marítima de conjunto muy limitada. La Macroregión puede ser un estímulo significativo para mejorar esta situación.
La coyuntura y planes que se están poniendo en marcha para la salida de la crisis, con el enorme soporte económico previsto, pueden dar soporte a la concreción de la Macroregión, a la vez que el espacio de Economía y Crecimiento Azul que se propiciaría puede ser soporte del crecimiento económico futuro que se pretende.
Como siempre, cuando se plantean oportunidades se llega a la misma conclusión: Para materializar y aprovecharlas se requiere reflexión y decisión. En este caso la situación no es buena, el Estado español no tiene, ni es previsible que tenga en un tiempo útil, una estrategia y un plan de acción marino marítimo propio. En el caso de Canarias, hay una reflexión que se viene realizando desde hace varios años, que no termina de concretarse, lo que tampoco permite tener un plan de acción específico.