Desde estas páginas en los últimos meses hemos venido prestando atención específica a informaciones sobre aspectos de la I+D+i generales del país y a su repercusión en Canarias, esta aproximación es intrínseca al entendimiento de que el Crecimiento Azul solo puede desarrollarse con éxito partiendo de una base sólida en el conocimiento, tanto de las actividades concretas, como del efecto que cada una de ellas puede producir en el entorno marino que les corresponde, incluyendo los efectos sinérgicos potenciales.
Pasados los primeros meses de la Pandemia, se inició un crecimiento de la conciencia general, individual y colectiva, apoyado e pulsado activamente, de forma muy amplia, por los medios de comunicación, sobre la importancia de la Ciencia en la lucha contra la propia Pandemia y con carácter general para la vida y el futuro de las personas y la sociedad.
Esta realidad coincide temporalmente con el proceso de elaboración del marco presupuestario europeo y con el desarrollo de las perspectivas financieras plurianuales de los Fondos Estructurales para el periodo 2021-2027, en los que tendrán una influencia determinante los objetivos de Especialización Inteligente (S4) que requieren un enfoque basada en el conocimiento y el nuevo Programa Marco de Investigación e Innovación (21-27) denominado Horizonte Europa, Todo ello ha estimulado y demandado respuestas directas y específicas en este campo.
Así en julio del año pasado (2020) se lanzó desde el Ministerio de Ciencia, el que se denominó Plan de Choque para la Ciencia y la Innovación (al cual auguramos que iba a tener “poco” impacto en Canarias y que se sepa, así ha sucedido). En septiembre se aprobó la Estrategia Española de Ciencia Tecnología e Innovación para el periodo (21-27), documento general de referencia imprescindible para la planificación de la asignación de Fondos Europeos. En febrero el Pacto por la Ciencia que trató de resaltar la coincidencia colectiva en la necesidad de impulsar la ciencia. En marzo el Gobierno del Estado insta la modificación de la Ley de la Ciencia la Tecnología y la Innovación de 2011.
El objeto del presente análisis, se inicia el 30 de abril cuando se abre un mes para la Consulta Pública preceptiva en la legislación Canaria, para iniciar la redacción del Anteproyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que vendrá, en su caso, una vez culminado el proceso legislativo a sustituir a la Ley 5/201 de Promoción y Desarrollo de la Investigación Científica y la Innovación Canaria.
Distintas circunstancias personales y profesionales me dieron la oportunidad de participar ilusionadamente (tanto entonces como ahora, tengo la certeza de que el bienestar y futuro de las sociedades tienen su base inequívoca en el conocimiento) en los trabajos que se realizaron para impulsar la redacción de dicha Ley y a continuación y como consecuencia, en la redacción y aprobación del Primer Plan Integrado de I+D+i de Canarias 2003-2006.
Los 20 años transcurridos y la persistencia de Canarias en los valores más bajos de los indicadores habituales de la I+D+i, a pesar de las múltiples iniciativas de apoyo y formatos planteados durante este largo período, en la mayor parte de los cuales he participado con dedicación y entusiasmo, junto con un gran número de personas con las que he compartido la necesidad de mejorar la situación del sistema canario de I+D+i, lo que me permite concluir que si realmente se quiere cambiar la situación, se han de añadir elementos nuevos y diferentes para conseguir en Canarias una situación del sistema de I+D+i que tenga un mínimo de utilidad e importancia tanto en la Ciencia como la Tecnología y lo que es más importante en la Sociedad.
A pesar de todo lo intentado, los datos reiteran la situación, no solo no se alcanzaron los objetivos previstos en la Estrategia de Especialización Inteligente, aprobada en 2013, sino que son inferiores a los de inicio en 2012, a pesar de los siete años de programa y apoyo europeo, pero lo que es aún peor, cuando en todos los países avanzados la ejecución de la I+D+i por las empresas está creciendo alcanzando en algún caso hasta el 75%, mientras aquí no se alcanza ni el 20%.
Se ha de tener en cuenta que los datos del PIB de 2020 (y posiblemente en uno o dos años más), como consecuencia de los efectos de la Pandemia van a distorsionar el índice de medida y el seguimiento de la serie, por lo cual habrá que generar algunos indicadores provisionales (hasta que se pueda recuperar), probablemente basados en valores absolutos y no referenciados al PIB.
Que las consultas y debates sobre la realidad del sistema canario de I+D+i y su mejora incluyendo normas, programas y planes, se de extender de forma real al máximo entre los ciudadanos e instituciones públicas y privadas.
Que se exprese y argumente que la situación del sistema canario de I+D+i es un déficit estructural y por tanto, ha de ser enfrentado como tal y que en su reconstrucción debe proyectarse desde los elementos de todo tipo disponibles pero también desde la detección de las carencias que deben ser resueltas efectivamente.
Que se entienda claramente que sin la participación y compromiso firme y decidido, tanto en el diseño, como en el desarrollo y financiación del Estado y la Comisión Europea no será posible conseguirlo.
Que el análisis y diseño tiene que ser «inteligente” en terminología de la Unión Europea, es decir, tiene que partir de la realidad propia del Archipiélago, de sus posibilidades y de su entorno geográfico y geopolítico.
Que la conversión del conocimiento en bienestar, necesita inexorablemente de sus dos componentes, el institucional que permite su conversión en progreso colectivo y el empresarial que lo convierte en actividad económica y lo hace llegar al mercado, convirtiéndolo en crecimiento económico y empleo.
Estas instituciones y empresas (tanto locales como nacionales o internacionales) tienen que ser interpeladas de forma efectiva para que las normativas, procedimientos y planes puedan desarrollarse con éxito.
La experiencia también indica que es muy conveniente establecer un sistema de control, seguimiento y tomas de decisiones (incluyendo necesariamente la asignación de recursos económicos) que permita corregir rápida y ágilmente las desviaciones, si se quiere evitar llegar al final del periodo en 2027 y constatar que estamos peor que en 2012.