El pasado 21 de abril, las Naciones Unidas han publicado la segunda Evaluación Mundial de los Océanos (World Ocean Assessment II, WOA II), esta entrega forma parte del dominado Proceso Regular, qué es un mecanismo global cuyo inicio fue establecido en 2002 (lo que da una idea simple y clara de la complejidad de estos procesos internacionales en el marco de las Naciones Unidas). Sobre el contenido específico de este documento volveremos (después de analizar con la atención que requiere las más de 1000 páginas que se incluyen en los dos tomos en que se presenta).
Los resultados de los trabajos de la primera Evaluación WOA I, se presentaron en 2016 y apoyado en ellos se lanzó en 2017 el “Decenio de las ciencias oceánicas para el desarrollo sostenible”, que se ha iniciado en este año 2021 y que impulsará en el mismo periodo la Agenda 2030 para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como a otros procesos impulsados desde las Naciones Unidas para la protección de los océanos tales como: Las metas de Aichi para preservación de la Diversidad Biológica, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastre y la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Este enorme esfuerzo se proyecta y ocupa de forma importante el espacio oceánico más allá de las ZEE de administración de los Estados ribereños, en definitiva sobre el espacio Patrimonio de la Humanidad, que requiere de la corresponsabilidad internacional para su preservación intergeneracional.
El Decenio que se inicia este año, tiene un lema de la mayor importancia general y en el contexto específico de estas reflexiones sobre el Crecimiento Azul:
«La ciencia que necesitamos para el océano que queremos»
El primer Informe parte de reconocer la importancia del Océano resumido en claras ideas fuerza: El océano es el mayor ecosistema del planeta, regula el clima, almacena carbono, produce oxígeno, nutre una diversidad biológica inimaginable y es el directamente imprescindible para el bienestar de la sociedad a la que aporta: Alimentos, minerales, recursos energéticos y un enorme conjunto de bienes y servicios culturales y recreativos. Esta aportación va a ser claramente más necesaria en los escenarios de crecimiento de la población mundial en este siglo (incluso en las más conservadoras).
Con este planteamiento y conociendo que a pesar de haber mejorado y generado acciones de gestión y conservación realmente efectivas, la primera evaluación integrada del medio marino a escala mundial, ha mostrado que parte importante del mismo ya está gravemente degradado, por tanto es imprescindible la toma de medidas, basadas en el buen conocimiento científico, que permitan evitar los deterioros futuros y revertir la mala situación actual, sin embargo, se sabe que las ciencias oceánicas apenas representan entre el 0,04 y el 4% del gasto total en Investigación y Desarrollo mundial.
Los resultados claves que se han de conseguir como consecuencia del fomento, movilización de recursos y alianzas que el Decenio plantea, están dirigidos al beneficio de la sociedad en su conjunto, para conseguir un océano:
Limpio, en el que se identifiquen las fuentes existentes de contaminación y se eliminen.
Saludable y resiliente, en el que se cartografien y se protejan los ecosistemas marinos.
Predecible, en el que la sociedad tenga la capacidad de entender las condiciones oceánicas actuales y futuras.
Seguro, en el que las personas estén protegidas de los peligros naturales relacionados con el océano.
Productivo, que se explote de forma sostenible garantizando la provisión de alimentos.
Transparente, con acceso abierto a datos, información y tecnologías.
La participación directa de cualquier parte interesada, se fomenta específicamente desde la organización del Decenio (lo cual debería ser aprovechado) y de la Institucional formal a través del organismo específico de la ONU para los temas marinos, el Comité Oceanográfico Internacional (COI).
Las islas son obviamente concernidas por lo que pasa, cómo se organizan y gestionan las actividades en el océano, como hemos señalado reiteradamente. La importancia actual y potencial en Canarias de: La pesca, acuicultura, biotecnología, recreo, turismo, cultura, energías renovables, recursos mineros o la producción de sustancias industriales, en el espacio marítimo en torno a las islas (que es prácticamente la mitad de la Zona Económica Exclusiva nacional), requiere en nuestro contexto europeo, seguimiento ambiental previo y continuado, todo lo cual está encajado directamente en la perspectiva del Decenio, de cuyos resultados deberíamos ser favorecidos.
También requiere impulso institucional. La dispersión y solapamiento de competencias entre las Consejerías en el ámbito autonómico y los Ministerios en el estatal, junto al entramado competencial Estado/Comunidad Autónoma no hace fácil tener estrategias y planes concertados y coordinados entre ellas, lo que dificulta aún más la imprescindible cooperación público-privada.
La visión mundial que el Decenio muestra, debería hacer comprender que las oportunidades ocurren muchas de ellas en esa escala espacio-temporal. En Canarias hemos tenido ejemplos claros de cómo se han perdido oportunidades por no hacerlo (uno de ellos es no tener un sector económico potente ligado a la acuicultura, probablemente diez veces mayor que el actual por haber tardado más de 10 años en hacer algo, que en dos hubiera tenido tiempo sobrado para ser hecho). Lamentablemente hay algunos indicios de que puede estar ocurriendo una vez más, en la propia acuicultura y en algún otro sector emergente, como las energías azules.
En Canarias hay que hacer un esfuerzo de estrategias compartidas entre la propia Administración y de esta con los sectores privados concernidos. Desde Canarias hay que ser activos en los ámbitos nacional, europeo e internacional para conseguir que las decisiones, de todo tipo, que tienen relación con el océano en nuestro entorno se hagan de forma adecuada a las condiciones y necesidades del Archipiélago y se aprovechen al máximo las oportunidades que se van produciendo. El contexto actual de planificación y soporte financiero para la salida de la crisis, dan un único y difícilmente repetible espacio para hacer coincidir las medidas coyunturales que la Pandemia requiere con las estratégicas de futuro para Canarias.