El pasado 28 de julio, en presencia de la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant y con la presidencia de Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de Canarias, se firmó este Pacto. El período vacacional que se iniciaba en esos días ha limitado sin duda, la atención que merece. El documento debe ser la referencia sobre la cual diseñar el futuro en este periodo crítico y servir tanto para paliar los daños de la pandemia y la guerra, como para establecer la visión y orientación a donde se deben dirigir las líneas de progreso diferenciales para Canarias. El documento (que sigue abierto) fue suscrito en el mismo acto por: representantes de siete partidos políticos; las universidades públicas canarias; la Federación Canaria de las Islas (FECAI) y de Municipios (FECAM); las dos confederaciones de empresarios y los sindicatos UGT y CCOO. Una participación como la referida es un ejercicio de consenso y concertación de la mayor importancia que adquiere su verdadera dimensión como consecuencia de la transcendencia de su contenido.
El documento se estructura en una primera parte expositiva y tres bloques de enunciados de compromisos más detallados. En la exposición inicial de motivos se señala que en el escenario mundial serán los proyectos de I+D+i el factor decisivo para la diversificación económica del Archipiélago hacia actividades de mayor valor añadido y empleos de alta retribución, viabilizando el tejido empresarial tradicional.
El Pacto se plantea sobre la aceptación del papel clave de la Ciencia, enmarcándose como primer elemento de la estrategia Canarias Progreso 2030, en torno a la cual se pretende (de forma colaborativa), sentar las bases de una Investigación e Innovación a la altura de las necesidades presentes y futuras de nuestro territorio. En esta estrategia, el Pacto por la Ciencia es uno de los cuatro pilares fundamentales para desarrollar la Economía del Conocimiento al que se añaden una nueva Ley Canaria de la Ciencia, una nueva Estrategia Canaria de Especialización Inteligente (S4) y un nuevo Plan Canario de I+D+i.
Los compromisos que se señalan en este Pacto se agrupan en tres grandes bloques: Convergencia con la Unión Europea (1), Sistema de I+D+i (2) y Cultura y Personas (3).
En el bloque (1) se identifican específicamente: Alcanzar una financiación acorde con las prioridades de Canarias y su condición de Región Ultraperiférica (RUP), mediante el impulso concertado de la Comunidad Autónoma, el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Unión Europea. En el (2): Avanzar en un nuevo marco estratégico para la I+D+i en Canarias; incrementar la contribución de la I+D+i empresarial; fomentar la innovación, la aplicabilidad, la transferencia industrial productiva, la colaboración entre empresas y sociedades, la incorporación de personal investigador científico y técnico y el emprendimiento innovador. En el (3) se identifica: Focalizar la Innovación empresarial hacia los ámbitos definidos en la (S4); favorecer la contratación de personal investigador, técnico y auxiliar; el emprendimiento científico y tecnológico del personal investigador; promover la transformación digital y la excelencia científica y tecnológica mediante un conjunto de medidas socio laborales específicas y el desarrollo del concepto de Investigación e Innovación Responsable y de la cultura científica.
Los esfuerzos para el impulso de la sociedad general y canaria en particular en base al conocimiento, son por principio necesarios y siempre convenientes, por cuanto es evidente y constatable que el desarrollo del bienestar se materializa en el ámbito global en las sociedades que son capaces de soportar en el conocimiento el núcleo de su actividad económica y social, su crecimiento económico y empleo.
Con carácter general, es básicamente imposible no compartir de forma absoluta el contenido del Pacto, que recoge y ordena razonablemente los elementos identificados como claves para este fin, sobre los que se concitan consensos globales. También es cierto que el texto del Pacto aborda la parte de definición e identificación de lo que debe hacer posible la fijación de objetivos concretos cuantificables, pero no los aborda, dejando pendientes las acciones específicas futuras en que se han de concretar.
Al comparar el Pacto Canario con su equivalente nacional promovido por el Ministerio de Ciencia e Innovación el año pasado, se puede comprobar que en el nacional se fijaron claramente objetivos cuantitativos muy concretos (alineados con los establecidos por la Unión Europea), que fijan alcanzar la inversión en I+D+i de los Estados miembros en el 3% del PIB en el año 2030 (que es el mismo objetivo planteado en la estrategia de Lisboa de 2013, que ya ha sido alcanzado y superado por los países más dinámicos de la Unión Europea).
Es justamente en la concreción espacio temporal de los objetivos donde radican las diferencias y donde se hace posible, o no, alcanzar realmente aquellos objetivos en los que hay acuerdo horizontal amplio y consolidado como son los recogidos tanto en el Pacto de Canarias como en el estatal para Ciencia e Innovación.
Es importante tener presente permanentemente, que en el desarrollo de la actividad científico-técnica y su aplicación socioeconómica, el tiempo es una variable de absoluta importancia y en muchos casos determinante.
¿Cómo se debe afrontar que ya diversos países europeos tengan superado ampliamente el objetivo de inversión del 3% PIB? obviamente haciendo que el enfoque especifico de cada país (comunidad) dependa de su situación de partida, orientando y priorizado cuales son los objetivos a conseguir, para establecer dónde y con qué fin hacer las inversiones.
En el caso español, alcanzar el nivel europeo de inversión en relación al PIB recogido en el Pacto nacional, supondrá duplicar con holgura, tanto la inversión pública como privada en la I+D+i del conjunto del país, en el caso de Canarias supone triplicar el gasto público y hacer crecer por 8 o 10 veces el gasto privado en I+D+i.
Por tanto, a partir de las visiones compartidas y consensos recogidos en los Pactos de la Ciencia y la Innovación nacional y canario, hay que pasar con la mayor diligencia posible a determinar qué hacer en concreto, teniendo en cuenta que las visiones y recetas generales y comunes son sin duda utilizables y transponibles, pero qué es justamente en lo no común, dónde están las oportunidades más importantes para que el desarrollo en la I+D+i produzca valor económico social radicado, en este caso en Canarias.
En las circunstancias actuales, es crítico que se concluya y objetive la planificación plurianual imprescindible y que se haga lo antes posible para que pueda ser recogida la primera anualidad en los presupuestos de 2023.