En Interlaken (Suiza), ha culminado el trabajo del grupo internacional de expertos sobre el cambio climático IPCC (Intergubernamental Panel on Climate Change), con la aprobación por 195 países del Sexto Informe de Evaluación.
La densidad, extensión y complejidad del mismo, así como, los documentos elaborados en que se basa y la continuidad que supone el trabajo en este sexto periodo de evaluación (2015-2023), hace que las referencias públicas sean en general breves, puntuales y centradas en las conclusiones más claras (resultado de simplificaciones extraordinarias de la documentación) y en consecuencia se parece mucho a las noticias de los anteriores procesos de evaluación (del 1 a 5) y de los documentos parciales conocidos en los que se basa el Sexto Informe.
El proceso de elaboración del Informe de este sexto periodo se inició en 2015, finalizando tras 8 años de elaboración (superando la media de los periodos anteriores, como consecuencia del impacto que ha tenido la pandemia en sus trabajos). El resumen ahora presentado se realiza sobre los resultados de los trabajos de tres grupos especializados: el primero de la Base Física (9-8-2021), el segundo del Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad (28-2-2022) y el tercero de Mitigación del Cambio Climático (4-4-2022), que incluyen también los resultados de otros tres Informes Especiales sobre: el Calentamiento Global de 1,5 °C (octubre de 2018), el Cambio Climático y la Tierra (agosto de 2019) y el Informe Especial sobre El Océano y la Criosfera en un Clima Cambiante (septiembre de 2019).
Si se visitan las páginas de información del IPCC, se pueden encontrar los documentos con las miles de páginas que recogen estos Informes y las referencias de los muchos científicos y participantes implicados en su elaboración desde su puesta en marcha en 1998 (por acuerdo de la Organización Meteorológica Mundial OMM y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA), manteniéndose desde ese año de forma perseverante y continuada (con mejoras metodológicas desde entonces), siendo galardonado en 2007 con el Premio Nobel de la Paz.
En un esfuerzo habitual, el IPCC produce resúmenes para notas de prensa (que alimentan su difusión inmediata) y para responsables de formulaciones de política (que en este último caso tiene 32 páginas de extensión), con información muy estructurada y referenciada, acompañados de gráficas complementarias para un mejor entendimiento.
En cualquiera de los resúmenes y documentación gráfica complementaria, resulta difícil poder alcanzar el significado complejo del conjunto de las reflexiones y no caer en las simplificaciones que conducen a una visión continuada de criterios muy básicos donde se pierden los avances y mejoras alcanzados en la obtención y ordenación de la información. Lo que hace que los informes tengan un perfeccionamiento continuado y mantengan lejana una visión de las mejoras metodológicas en análisis y predicciones.
Así, como ejemplo, en el actual se encuentran afirmaciones y conclusiones ampliamente difundidas como:
“El informe de síntesis destaca que urgen tomar medidas más ambiciosas y se demuestra que, si actuamos ahora, aún es posible garantizar el futuro sostenible y habitable para todos”.
Existe suficiente capital en El Mundo para disminuir rápidamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero GEI si se reducen los obstáculos existentes.
Existen medidas de política de eficacia comprobadas que pueden ayudar a lograr una reducción drástica de las emisiones y a impulsar la resiliencia al clima, si se aplican y se aplican de manera más generalizada.
Si se comparten las tecnologías los conocimientos especializados y las medidas de políticas adecuadas y se aportan de inmediato la financiación suficiente, cada comunidad puede reducir o evitar el consumo con altas emisiones de carbono.
En esta década, la acción acelerada para adaptarse al cambio climático es indispensable para reducir la brecha entre las medidas de adaptación en vigor y las que se necesita. Por otra parte, a fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, es preciso lograr reducciones drásticas rápidas y sostenidas de las emisiones de GEI en todos los sectores. Las emisiones ya deberían haber disminuido y será necesario reducirlas casi a la mitad de aquí a 2030 si se desea limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Es claro que no parecen mostrar novedades proporcionales al esfuerzo realizado para producir este Sexto Informe. A pesar de ello, es posible encontrar siempre alguna novedad significativa, en este caso: La conservación eficaz y equitativa de entre el 30 y el 50% aproximadamente de los recursos terrestres, marinos y de agua dulce de la tierra, ayudará a garantizar la salud del planeta. Esta afirmación cuantificada es de gran importancia por cuanto establece una dimensión concreta del problema a resolver, que además parece alcanzable con esfuerzos posibles.
En los resúmenes de este Sexto Informe se mantiene una línea continuada de declaraciones relativas a la equidad/inequidad de la realidad climática y de la acción de conservación necesaria: “La justicia climática es crucial porque quienes menos han contribuido al cambio climático se ven afectados de forma desproporcionada”. “Casi la mitad de la población mundial vive en regiones que son muy vulnerables al cambio climático”. “En la última década el número de víctimas mortales como consecuencia de inundaciones sequías y tormentas fue 15 veces más alto en las regiones más vulnerables del planeta”. “Casi la mitad de la población mundial experimenta falta de agua, el cambio climático está contribuyendo ya a crisis humanitaria en Asia, África y América Central”. “Los riesgos del cambio climático aumentan en paralelo a la desigualdad social y es más fuerte donde las sociedades son más vulnerables y débiles”.
En el contexto de reflexión sobre el Crecimiento Azul que se hace regularmente desde esta página, resulta particularmente oportuno señalar que el impacto del Cambio Climático sobre los colectivos, sociedades, países o regiones más pobres, menos desarrolladas o más vulnerables no es distinto al que producen todas las crisis (en los últimos tiempos la pandemia CV19 o la alta inflación) que obviamente son sobrellevadas mejor por las personas y colectivos más desarrollados y con mayores recursos.
Es cierto que el impacto del Cambio Climático es más generalizado y amplio en el tiempo, pero en definitiva el remedio es el mismo: “crecimiento económico medioambientalmente equilibrado” que obviamente se encontrará conceptualmente enfrentado a la limitación inequívoca de los recursos disponibles con carácter general, pero que sin duda se compensarán como ha ocurrido en todas las sociedades y países desarrollados, donde se ha comprobado que el crecimiento de la población se limita rápidamente en la proporción a los aumentos de su nivel de vida.
Es obvio que en las reflexiones sobre la evaluación del Cambio Climático los elementos a considerar son los relacionados directamente, pero también lo es que el crecimiento económico y el empleo medioambientalmente sostenible representan las únicas posibilidades para alcanzar los equilibrios y control necesarios para la sostenibilidad social y ambiental a largo plazo a escala global.