Cambio Climático: COP28 ¿Avance?

Canarias7

El miércoles pasado 13 de diciembre, culminó fuera de plazo (como ya es costumbre en estas reuniones), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima 2023, que como es habitual ha tenido una gran atención de los medios de comunicación de todo el mundo (desde las semanas próximas a su celebración hasta la consecución su acuerdo anual específico), como también lo es que la valoración de la Cumbre se haya focalizado desde los que la determinan como un “acuerdo histórico” hasta los que lo hacen como “fracaso” generador de nuevos riesgos para el Cambio Climático.

En esta ocasión, el debate central que ha tenido mayor repercusión se ha referido al establecimiento del objetivo y calendario para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos. El debate estaba planteado desde el momento en que se eligió Dubái como sede de la COP28, mostrando (según el punto de vista de las posiciones iniciales), la imposibilidad de conseguir el compromiso de abandonar los combustibles fósiles en este contexto o la oportunidad de implicar a los países productores en la propia estrategia de la Conferencia.

El resumen básico de lo pactado es: “la transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando las acciones en esta década crítica a fin de lograr el cero neto para 2050”.

Este Pacto, según los más optimistas y los más entusiastas en ponerlo en valor (como el presidente de la Conferencia y de la petrolera Adnoc Sultán al Jaber),   lo señalan como un hecho histórico: “nunca antes se habían mencionado explícitamente a los combustibles fósiles como principales causantes del cambio climático y se establece un horizonte indeterminado para su abandono”, “un paso adelante muy importante”, un “progreso histórico”, “punto de inflexión clave”…

Para los más críticos, el Pacto: “es decepcionante comprobar cómo se escapa una oportunidad para atacar el problema de fondo”, “la ciencia del clima ha quedado diluida”, se ha hablado mucho de petróleo sin fijar plazos de reducción final” se ha dado carta blanca para que se sigan las actividades con los combustibles fósiles” …

Con seguridad, entre las posiciones extremas es posible encontrar la realidad compleja central para resolver el problema concreto del Cambio Climático y sus consecuencias. De forma menos evidente debe encontrarse la aportación real de estas “Cumbres Climáticas Mundiales” que viene a explicar el esfuerzo continuado y creciente de los países para tratar de comprender y actuar de forma eficiente para enfrentar, detener y revertir el Cambio Climático.

Para entender el significado real de esta cita anual, a la que asisten prácticamente todos los países del mundo; cientos y miles de organizaciones públicas y privadas; especialistas; científicos; periodistas (más de 50000 este año) …   se ha de valorar que:

El problema climático es cada día más evidente.

Que la solución es compleja y que necesariamente tiene que ser global.

Que las causas y consecuencias están muy irregularmente repartidas y en consecuencia los costes.

Cuando se aborda el problema de los costes la capacidad y voluntad de pagarlos/financiarlos está aún más desigualmente repartida.

Es esta realidad la que hace que la Cumbre, además del escenario de los grandes Acuerdos que trascienden, lo sea también de una multitud de “Acuerdos” de muy diverso orden y finalidad, más específicos y limitados, pero orientados al fin central y que permiten ir avanzando en la medida de las posibilidades. En esta Conferencia en concreto, hay constancia de más de 191 Acuerdos de distinta magnitud y contenido, entre los que se pueden destacar:

– Se han comprometido aportaciones (de cientos de millones) al Fondo para Pérdidas y Daños, destinado a ayudar a los países en desarrollo vulnerables al cambio climático. Continuación de compromisos del COP anterior.

– Compromiso por valor de 3.500 millones de dólares para reponer los recursos del Fondo Verde para el Clima.

– Nuevos anuncios por un total de más de 150 millones de dólares para el Fondo para los Países Menos Adelantados y el Fondo Especial para el Cambio Climático.

– Aumento de 9.000 millones de dólares anuales por parte del Banco Mundial para financiar proyectos relacionados con el clima (2024 y 2025).

– Casi 120 países respaldaron la Declaración de la COP28 sobre el Clima y la Salud para acelerar las acciones destinadas a proteger la salud de las personas de los crecientes impactos climáticos.

– Más de 130 países se han adherido a la Declaración de la COP28 sobre Agricultura, Alimentación y Clima para apoyar la seguridad alimentaria al tiempo que se combate el cambio climático.

– 66 países se han adherido al compromiso mundial de reducir las emisiones relacionadas con la refrigeración en un 68% a partir de la situación actual.

Esta Cumbre anual y su repercusión mediática global ayuda a mantener e incrementar la atención política e institucional frente al problema global de mayor importancia. La secuencia de 28 Conferencias en prácticamente 30 años son un indicador claro de la magnitud y complejidad del problema y muestra el peligro de que la velocidad para tomar las medidas necesarias para su control pueda ser inferior o insuficiente frente a la propia velocidad del Cambio Climático.

La dimensión y complejidad de la visión y medidas de carácter global que se debaten en la Conferencia tiene el efecto de alejar de los ciudadanos su capacidad de comprensión, participación y concienciación última de los efectos y costes que le afectarán.

Es importante señalar que con relación al Cambio Climático se ha de tener en cuenta que sí se consigue detener el aumento de temperatura en el 1,5ºC (como es el objetivo) y mucho más en la medida de que se consiga la limitación en incrementos de temperaturas superiores a ésta, el Cambio Climático asociado a ambos escenarios, tendrá consecuencias en todo el planeta distintas en magnitud y efectos negativos en cada ambiente territorial específico. A las medidas para detener el Cambio, se han de añadir las necesarias para disminuir y eliminar los efectos que se van a producir, que hacerlo va a ser costoso y, por tanto, cuanto antes se inicie el esfuerzo podrá ser más asumible.

En las islas en general y en Canarias específicamente, los efectos previsibles son de importancia, por lo que es imprescindible canalizar todo el trabajo de análisis y estudio realizado (y que se han de seguir realizando), hacia medidas concretas que se puedan comenzar a desarrollar lo antes posible para efectivamente hacerlas posibles y asumibles en un plazo temporal más largo.

 

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