El Consejo de Ministros aprobó el pasado mes de septiembre este documento, que según su explicación «se concibe como el marco de referencia plurianual cuyos objetivos son compartidos por la totalidad de las Administraciones Públicas con competencias en materia de fomento de la investigación científica y técnica y de innovación». Es un documento técnicamente bien elaborado, del cual es difícil tener discrepancias o reservas de importancia. Es lo mismo que sucedía cuando se aprobó la versión anterior de este plan correspondiente al periodo 2013-2020, en el cual también era difícil encontrar desacuerdos sustanciales con la estrategia allí recogida.
Como en todos los documentos de este tipo, se maneja el dato clave por el que se miden en primera y macro aproximación los Sistemas de Ciencia y Tecnología en el ámbito internacional, el porcentaje del PIB nacional invertido/ gastado en I+D+i.
En este caso la pregunta clave es, a partir de la última cifra conocida (2018) en que la inversión fue el 1,24% del PIB, ¿cuál es el objetivo que esta estrategia se plantea alcanzar en 2027? pudiéndose comprobar que la cifra propuesta es el 2,12%.
Si volvemos a la EECTI 2013-2020, encontramos que el objetivo previsto anterior a ser alcanzado en este año 2020 era el 2 % del PIB de inversión. La realidad es que en el último año en qué hay datos (2018) la inversión fue del 1,24% (inferior a la correspondiente al año inicial del periodo anterior (2013) que fue del 1,28% PIB). Es evidente que la crisis que hemos atravesado, justifica seguramente una parte importante de lo que esa cifra refleja, pero nos estaríamos equivocando mucho si no afinamos un poco más en el análisis.
El documento es amplio y aporta una cantidad importante de información que permite bien la comparación con su equivalente del periodo anterior, reflejando las características principales del sistema de I+D+i español, de su situación y evolución.
A modo de ejemplo (primer ejemplo, porque el documento abre la posibilidad de otros enfoques interesantes de estudio), podemos repasar las debilidades y fortalezas en el análisis DAFO y donde es muy fácil comprobar qué de las 18 debilidades recogidas, prácticamente la mitad no requieren de recursos económicos para ser resueltas y que de las 7 amenazas 5 tampoco, además estas debilidades y amenazas no son de aparición reciente, son prácticamente las mismas de “siempre”y que ya estaban recogidas claramente en la estrategia del 2013.
Debilidades:
- Ausencia de un Pacto de Estado que dé estabilidad, continuidad y direccionalidad a la estrategia del país en I+D+I. Es obvio que el pacto tampoco existe a nivel autonómico y por tanto es doble el efecto.
- Marco jurídico y administrativo inadecuado para la ejecución eficaz y competitiva de la I+D+I. Esto es así, y se sabe desde “siempre”.
- Excesiva fragmentación de las ayudas en I+D+I, tanto regional como sectorialmente (especialmente tecnológica).
- Efecto desincentivador debido a la burocratización de las ayudas públicas y al marco presupuestario anual rígido.
- Baja colaboración público-privada, tanto en términos de cofinanciación, como de ejecución.
- Bajo nivel de transferencia del conocimiento al sector productivo y a la sociedad.
Amenazas:
- Falta de visión estratégica de la inversión en I+D+I y menor peso del sector empresarial en el gasto interno, con relación a la media europea.
- Las barreras, en gran medida legislativas, a la movilidad de personal entre el sector público y el empresarial, incluso entre instituciones públicas.
- Envejecimiento del personal investigador y condiciones precarias y con discontinuidades en el acceso al sistema para los jóvenes.
- Estancamiento y debilidad en la actividad innovadora en pymes respecto a la media europea.
- Baja capacidad de valorización de los resultados de I+D+I en patentes, situándonos entre los países con menor nivel de transferencia de conocimiento en la UE.
Como se puede observar en cada una de las afirmaciones recogidas, la Administración Autonómica contribuye añadiendo normalmente algún componente propio a las dificultades de carácter nacional.
La limitación en los recursos hechos disponibles y el entorpecimiento general de las Administraciones al desarrollo de la I+D+i, vienen a mostrar con claridad, que no hay un convencimiento mayoritario en el país (salvo unas muy pocas Comunidades y por razones distintas) en el sentido de entender que la I+D+i es ser una herramienta importante y eficaz para el bienestar de los ciudadanos y el crecimiento económico, siendo esta la causa de las debilidades y amenazas recogidas en las listas anteriores que son las consecuencias.
A pesar de ello, los resultados en general son mejores de lo esperable, porque la Comunidad científico/técnica española ha estado en esta situación siempre, siendo capaz de crecer y desarrollarse en estas condiciones mejoradas con los recursos europeos conseguidos de forma competitiva y continuadamente crecientes desde la incorporación de España a la UE, lo que han permitido un nivel superior al que la iniciativa nacional aportaba.
Cada periodo de planificación es una nueva oportunidad para todos y el periodo que empieza lo es también, a pesar de la incertidumbre que la Pandemia introduce en cualquier plan o estrategia de futuro. El análisis de lo sucedido da las claves de como intentar una mejora, que es imprescindible para el bienestar de los ciudadanos.
Por ello las dos necesidades, el incremento del gasto junto a la supresión de barreras y problemas burocráticos, deben ser trabajadas con intensidad pero obviamente, como se ha visto por separado. En Canarias la situación es más exigente, ya que las barreras no económicas son mas complejas y el objetivo nacional supone cuadriplicar el esfuerzo inversor en el sistema de I+D+i.