De forma natural y casi cotidiana se producen una continua secuencia de datos económicos y sociales, que junto a incidencias de todo tipo se usan directamente para intentar conocer mejor e interpretar lo que está pasando en cualquier ámbito o espacio específico, desde lo local a lo internacional.
La velocidad y dinamismo de la secuencia informativa de toda índole, conduce inevitablemente a que la permanencia en la atención a cada tema sea cada vez más corta; consecuentemente la reflexión tiende también inevitablemente a acortarse y a pesar de saberlo es difícil abstraerse de esta realidad.
Con independencia del valor de cada dato (por su calidad, precisión o por el significado de lo que representa), hay algunos que tienen un mayor significado en valor absoluto, por lo que muestran como representativa y genérica de la realidad.
Los últimos meses en Canarias se ha acentuado (por razones objetivas) el debate sobre su realidad económica general y por el significado que en esta situación juega el sector turístico como pieza clave del sistema enfrentado con el hecho de como el crecimiento continuado (a pesar del parón del COV19) del número de visitantes y el económico asociado, se enfrenta con la realidad social, el medio ambiente y las condiciones de vida de los ciudadanos (objetivamente en el último tiempo en el acceso a la vivienda).
Siempre es el momento de distanciarse de la cotidianidad de los datos e informaciones y tratar de ver con perspectiva temporal más amplia las tendencias (si las hay y se pueden conocer) que están sucediendo, siendo pertinente en este caso referenciarla al espacio económico que nos corresponde, que es el de la Unión Europea.
En este contexto es de especial relevancia el dato correspondiente al PIB per cápita de Canarias respecto a Europa (2022 la última cifra conocida), referido a la convergencia que señala que Canarias “a alcanzado” el 68% del valor medio de la UE. Este es un dato muy simple, resultado de dividir directamente el producto interior bruto del espacio en el que se aplica entre los habitantes que viven en él. El dato no tiene (como es conocido), valor indicativo del bienestar individual, porque obviamente depende de cómo esté repartido, pero sí que señala la mejor expectativa imposible: que el PIB estuviera distribuido a partes iguales entre todos los ciudadanos.
No obstante, es importante recordar que este dato es utilizado en la UE como valor indicador de referencia para determinar y dirigir el nivel e intensidad de atención y ayuda a cada región y país.
Históricamente este dato formó parte del estímulo para la incorporación de España y Canarias a la Unión Europea y su evolución positiva en los años posteriores a la incorporación fue un elemento de referencia de valoración de la importancia de la adhesión.
Entre el año 1986 (año de adhesión a la Unión) y el 2008 (año del mejor dato registrado), se produjo una mejora continuada de la convergencia, partiendo entorno del 65% hasta alcanzar los 30 puntos porcentuales de mejora, entorno al 95%. Estos 30 puntos de mejora se han destruido en los 16 años posteriores (2008-2024), produciéndose el derrumbe del indicador hasta el valor inicial del 65%.
Es verdad que en este periodo ha ocurrido la gran crisis económica mundial, la pandemia COV 19 y la invasión de Ucrania, pero estas circunstancias también han afectado a todas y cada una de las regiones y países de la Unión Europea con los que el indicador nos compara.
En cualquier caso, la realidad es que Canarias se encuentra en situación de convergencia (según el indicador) muy parecida a la que tenía antes de entrar en la Unión Europea.
La consecución del objetivo de convergencia que se logró como acredita el valor del indicador europeo en esos 22 años, fue fruto de un enorme esfuerzo inversor y de estrategias de desarrollo continuadas y continuamente rectificadas para mejor adaptarse a la realidad.
Desde estas referencias se deriva que es imprescindible entender que, para volver a conseguir y mejorar (sería deseable) la situación, se han de atraer y focalizar hacia Canarias la mayor atención y ayuda desde la Unión Europea como se hizo en su momento, referenciando al valor justificativo del indicador que en estos momentos es prácticamente igual a la inicial. Pero es igualmente imprescindible saber que no se podrá conseguir un proceso semejante al inicial (ya que esos fondos se dirigen exclusivamente a la incorporación de otros países) y que por tanto la mayor responsabilidad queda radicada en el Estado y la Comunidad Autónoma.
Como en su momento la “convergencia” no puede quedar a expensas de los crecimientos coyunturales de cualquier naturaleza y origen, sino que ha de basarse en una estrategia general bien definida, desarrollada mediante planes temporales concretos, que convendría estuvieran sincronizados con los periodos presupuestarios de la Unión Europea, con nivel de objetivos y financiación lo más preciso posible y con las mejores herramientas de seguimiento.
Ni parece fácil, ni lo es, el escenario nacional e internacional es difícil: ejemplos como la crisis de la inmigración irregular (básicamente pendiente de ordenar); las necesidades de inversión y gastos públicos específicamente aparecidas en los últimos días en el Levante español; el cambio en la administración USA, las guerras activas…. marcan la realidad en la que habrá que integrar la estrategia canaria de convergencia.
Estas circunstancias determinan que objetivamente la responsabilidad debe ser asumida por la Comunidad Autónoma, movilizando sus propios recursos y capacidades, actuando como prescriptor, estimulador y orientador de la atención y atracción de recursos públicos nacionales y europeos, a los que habrá de añadirlos provenientes de la imprescindible cooperación público-privada.
La realidad es clara, la necesidad evidente y las metodologías genéricas conocidas: Hay que hacer crecer el PIB y repartirlo más y mejor entre los ciudadanos.
Respecto al crecimiento del PIB todos los análisis y reflexiones señalan que en Canarias se ha de potenciar una diversificación económica ligada a sus condiciones y que el turismo debe ser objeto de una estrategia propia y específica.
El espacio de Crecimiento Azul está suficientemente identificado y contrastado, enmarcado en tendencias internacionales conocidas. Ya se ha hecho el esfuerzo inicial que ha conducido a una Estrategia definida y aprobada desde 2021 (hace más de tres años).
Esa estrategia, de ponerse en marcha, antes de que la realidad internacional en la que se encuadra la haga ineficiente, podría considerarse un ejemplo de metodología con el que abordar otros sectores con capacidad de contribuir a la diversificación, en caso contrario, será un buen ejemplo de la incapacidad real de impulsar la diversificación ordenada de la economía canaria.
Recordando que el estímulo de planificación y los recursos públicos deben movilizarse con agilidad para promover los medios locales, de las empresas e instituciones y muy significativamente la capacitación de las personas.
Todo ello debe servir para atraer, facilitar y radicar aquí actividad privada desde los ámbitos nacional e internacional, que en todos los sectores es de la mayor importancia pero si cabe aún más en la Economía Azul, dado el espacio internacional en que se desarrolla por su propia naturaleza.