La sostenibilidad es un concepto amplio que, a pesar del nivel de incertidumbre de su definición, se ha consolidado ampliamente. Utilizado inicialmente en relación con análisis ambientales, se ha venido extendiendo cada vez a más espacios no solo medioambientales sino también a muchos socioeconómicos, tratando de señalar en sentido general, que lo nuevo que se haga no ponga en riesgo lo que se está haciendo bien.
Se ha de poner atención que la sostenibilidad como referencia solo tiene sentido si el estado en que se encuentra el valor a proteger es bueno, porque de no ser así lo deseable sería avanzar hacia un nuevo escenario más sostenible.
Las reflexiones sobre el desarrollo en Canarias de las energías renovables EERR en general y sobre las renovables marinas particularmente, pueden, sin duda, ser sometidas a criterios de sostenibilidad más amplios que los estrictamente ambientales, criterios socioeconómicos que deben ayudar a tener conceptos más claros sobre los que fundamentar posiciones sociales y medidas político- administrativas qué apoyen el desarrollo necesario para su impulso.
La cuestión inicial clara y determinante es, si hace falta el impulso decidido y urgente de las EERR, considerando que en Canarias tenemos un sistema eléctrico que satisface razonablemente las necesidades en todas las islas y lo más importante, si a cada ciudadano a igual consumo, le cuesta lo mismo que a otro de cualquier parte del territorio nacional.
Los ciudadanos en Canarias no tenemos idea ni aproximada de lo que nos costarían nuestros consumos actuales si los tuviéramos que pagar al coste real de producción de energía eléctrica en cada isla. Hay una cifra gruesa (variable según diversas circunstancias, siendo la principal el precio de los combustibles fósiles), a la que se suele hacer referencia, que señala entre 800 y 1000M€ al año la diferencia entre lo que pagamos y lo que cuesta (déficit de tarifa), esta diferencia se paga en una parte desde los presupuestos del Estado y otra por los consumidores de electricidad en todo el país. Cabría preguntarse: ¿Qué magnitud tendría el impacto de dedicar esa enorme cantidad de dinero anual a algo más útil que pagar la ineficiencia del sistema?
El otro factor clave para el desarrollo de las EERR queda aún más alejado de la percepción directa, ya que la generación de gases de efecto invernadero (GEI), producidos por la generación eléctrica es desproporcionado en Canarias si se pone en relación con la cantidad de recursos renovables disponibles (eólico, fotovoltaico, undimotriz…).
Los dos factores básicos señalados ( el precio y la emisión de gases de efecto invernadero) como impulso evidente a la implantación de las EERR, tienen como objetivo tratar de resolver estas circunstancias para atender adecuadamente las necesidades y demandas existentes del sistema eléctrico y su desarrollo, de acuerdo al modelo económico actual de Canarias, sin considerar las posibilidades derivadas del uso de producciones eléctricas mayores que permitieran la producción de hidrogeno y productos derivados, que pueden ser la base de una actividad económica generadora de empleo relevante en cantidad y calidad.
Además de las necesidades y oportunidades indicadas, existen razones socioeconómicas que deben tener una gran trascendencia para el impulso de actividades que produzcan generación de crecimiento económico y empleo que tampoco están siendo consideradas. Visto con distancia podría entenderse que la falta de atención y acción es consecuencia de no ser necesarios en Canarias ni el crecimiento económico ni el empleo.
Se pueden utilizar una multitud de datos, enfoques y razonamientos para argumentar la necesidad urgente de crecimiento económico y empleo en Canarias, a pesar de sus limitaciones y simpleza, la renta per cápita es un indicador directo y claro para señalar la situación y necesidades.
Los últimos datos del Instituto Español de Estadística (INE), publicados en diciembre de 2021 (con datos de 2020), sitúan a la Comunidad Canaria con la renta per cápita más baja del país 17.448€ (6.245€ menos que la media nacional, 12.442€ menos que la media de la UE27 y 14.600€ menos que la Comunidad de Madrid).
Es cierto que 2020 fue un año especialmente malo y extraordinario, qué ha afectado especialmente a los territorios en los que el peso del turismo es mayor, Baleares y Canarias. Pero a pesar de que la caída del PIB en Baleares fue mayor que en Canarias (21,7 y 18,1% respectivamente), el PIB per cápita en Baleares fue 4.600€ mayor, como consecuencia obviamente de que el nivel de partida era sustancialmente más alto.
Esta cuenta simple señala dos realidades que deben ser abordadas con decisión y perseverancia, se ha de impulsar la renta per cápita de los ciudadanos de Canarias hacia la convergencia con los valores normales en Europa y por otro lado se ha de cuidar y fortalecer el sector turístico para que conserve y mejore su papel central en la economía canaria, además debe ser complementado con otros sectores económicos emergentes (o no) pero que tengan ciclos desacoplados del turismo, de forma que contribuyan a una economía más resistente a las crisis.
Las EERR en general y la marinas (en Canarias) deben ser sin duda uno de esos sectores complementarios, por razones ampliamente conocidas: disponibilidad y calidad de los recursos renovables existentes; mínimo y gestionable impacto ambiental; recursos humanos; tecnológicos y empresariales disponibles… Que esto sea o no alcanzable depende del consenso y concertación social que lo puede hacer posible o dificultar hasta la ineficiencia absoluta. Aunque los modelos y los ejemplos en este tipo de procesos no son transportables directamente, son una vía de conocimiento para evitar errores y para impulsar los aciertos.
Como ejemplo negativo y grave error propio se puede referir el parque de 50 MW desplegado y en operación en Kincardine (Escocia), integrado por una máquina de 2MW y 5 de 9,5MW, que se comenzó a diseñar para instalar en el suroeste de Gran Canaria, consiguiendo una ayuda económica importante del programa de financiación europeo NER300, pero que ante el nulo acogimiento en Canarias, se dirigió a Escocia donde había un proceso pautado y claro que hizo posible su instalación, donde está operando regularmente con importante y positivo impacto económico y ambiental.
Como ejemplo positivo, Dinamarca impulsa el proyecto de la Isla Energética del futuro de Bornholm por acuerdo de los partidos del Gobierno y de la Oposición, financiando el 51% de los 28.000€ necesarios y movilizando y encauzando al sector privado a este fin.
No hay ninguna razón objetiva para que no se puedan hacer en Canarias el proyecto o proyectos que permitan alcanzar los resultados urgentes y necesarios. En Dinamarca la urgencia podría considerarse menor (la renta per cápita está en torno a los 55.000€) o probablemente es menor porque en el pasado se han tomado medidas de impulso y concertación social y económica como las actuales para la Isla Energética, lo que ha permitido alcanzar la situación actual de renta y hará posible su mantenimiento y mejora en el futuro.