El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como un plan de acción «a favor de las personas, el planeta y la prosperidad». Está agenda se plantea 17 objetivos ODS con 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan las esferas económicas, social y ambiental, fijándose en aquel momento un escenario de 15 años para su desarrollo.
Se cumplieron ahora los primeros 5 años, en los cuales, además de avances concretos en cada uno de los objetivos, se está consiguiendo una extensión amplia y generalizada del concepto de los ODS y la incorporación a un gran número de iniciativas y programas internacionales y nacionales, aunque la Pandemia actual ha supuesto también en este ámbito un frenazo generalizado e incluso la paralización en algunos casos concretos.
El inicio de este año y de la década critica (2021-2031) para la consecución de los ODS, es momento y oportunidad para revisar la situación y las perspectivas, tratando de que la salida de la Pandemia y de la crisis general inducida, se haga incluyendo los ODS, que no solo no han perdido vigencia sino, si cabe, han fortalecido su pertinencia.
La contribución a la consecución de algunos ODS como el 13 y el 14 (Acción por el Clima y Vida Submarina) tiene un componente de participación propiamente internacional, pero lo mismo en estos que en el resto de los objetivos, son las acciones locales, regionales y nacionales las que logran partiendo de la realidad concreta, la consecución de los objetivos.
Aunque los 17 objetivos y 169 medidas se describen claramente singularizados (básicamente para poder planificar y medir los avances), es bien claro que están al mismo tiempo estrechamente interrelacionados, aunque la relación no tenga el mismo significado en todos los casos y lugares, por lo que es imprescindible construir la visión específica y concreta en cada caso.
Aquí, en un archipiélago oceánico, el Objetivo 14: «Conservar y utilizar los océanos. los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible» es elemento central, como he reiterado continuadamente, cuando se plantea el Crecimiento Azul se hace intrínsecamente ligado a la conservación y la sostenibilidad del medio marino.
Es obvio que el ODS 6: “Garantizar la disponibilidad de agua y el saneamiento para todos, con garantía sostenible”, en Canarias toma un significado particular, por cuánto la potabilización de agua marina como origen de los caudales necesarios, tanto para el consumo humano, como para la agricultura, crece de forma constante, lo que asocia necesariamente necesidades energéticas importantes y crecientes, todo lo cual hace necesario una planificación y estrategia particular y distinta a otros territorios.
El saneamiento tradicionalmente se ha resuelto mediante el “vertido bruto” al mar, aunque actualidad se está «relativamente cerca” de que todos los vertidos se hagan con tratamiento y estamos solo en el inicio del objetivo de “vertido cero”, tanto por lo que supone de valor local, como por su contribución ambiental. Este “vertido cero” tiene que contribuir a la conservación de las especies marinas, que junto a las terrestres hacen del Archipiélago un enclave de biodiversidad único, cuya conservación nos demanda una responsabilidad adicional de valor global.
El Objetivo 7, «Energía asequible y no contaminante”, es elemento conductor y central de la Energía Azul, que sin duda es elemento crítico en el mix energético de muchos lugares (ampliamente en el norte de Europa) y que lo tendrá que ser en Canarias a partir de las tecnologías de generación emergentes (eólica flotante, olas, hidrógenos…).
Los Objetivos 9, 10 y 12: «Industria, Innovación e infraestructura», “Lograr que las ciudades sean más inclusivas, segura, resilientes y sostenible” y , “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”, tienen en las islas una realidad difícil de singularizar entre ellos y difícil de separar del mar.
La industria se sitúa en las ciudades y o cerca de la costa, compartiendo las necesidades de infraestructuras, energía y agua, sobre las cuales se han de realizar los avances en reducción de consumo y aumento de los procesos circulares de producción. La industria basada en el consumo local o en la exportación de bienes de bajo valor añadido, en las islas con carácter general, tienen una clara tendencia a decrecer (en Canarias se mantiene con dificultades gracias al gravamen de importación sobre algunos productos), sin embargo, hay algunos ejemplos de éxito en la exportación de productos con alto valor añadido. Es aquí donde la I+ D+i tiene un componente específico de objetivos, en cualquier caso, para la industria, los puertos comerciales (todos ellos situados en ciudades) y los aeropuertos, son infraestructuras críticas, que deberán ser adaptadas, desarrolladas, planificadas y gestionadas en relación a las necesidades de la industria tradicional y emergente.
La Economía Circular y la industria ligada a ella, son una de las claves del futuro en cualquier lugar, en las islas son procesos críticos que disminuyen la dependencia, generan actividad económica radicada (si se hace bien) e inducen la disminución de los impactos ambientales.
El Objetivo 13: “Plantea aportar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”. La contribución a este objetivo recoge el efecto de las acciones planteadas en los otros objetivos, es obvio que la dependencia en Canarias de la producción de energía eléctrica para el consumo y para la producción de agua, así como para el transporte en todas sus modalidades, hace que cualquier reducción fruto de la introducción de energías renovables reducción o de las necesidades de transporte sea una aportación significativa a la consecución de este objetivo.
La referencia de estos objetivos respecto a los planteados por y para el Archipiélago en el contexto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, apoyados tanto en los fondos gestionados por el Estado, como los que serán gestionados directamente por la Comisión, confirman las posibilidades y oportunidades para impulsar y radicar crecimiento y empleo, que dependerán en la mayor medida de la planificación, determinación y cooperación público privada que desde Canarias se planteen.